ORACION

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI.

OCTUBRE 2009

En los Juegos Olímpicos de verano de 2004, el atleta estadounidense Matthew Emmons estaba listo para su disparo final y alcanzar la medalla de oro en rifle tres posiciones cincuenta metros. Se encontraba tan por delante de los otros competidores que lo único que tenía que hacer era enviar una bala a cualquier lugar dentro del círculo interior del blanco y obtendría la medalla de oro.
Se preparó de manera mental. Contuvo la respiración. Apuntó. Entonces disparó. La bala atravesó justo el blanco.
Con todo, se quedó sorprendido cuando no sonó el tono que indicaba diana. Emmons entonces comprendió que disparó en la diana equivocada. De la primera posición y de una medalla de oro garantizada, cayó hasta la octava posición.

Se feliz donde estás

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, una fresa, floreciendo y más fresca que nunca.
El rey preguntó: ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresa de la mejor manera que pueda".
Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mírate a ti mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona. Podes disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por ti, o podes marchitarte en tu propia condena... Tomado de: 26 Cuentos para Pensar (Jorge Bucay)

En ocasiones nos sentimos a disgusto donde Dios nos ha colocado o con el trabajo que estamos haciendo. Entonces comenzamos a desear estar en otra posición, admirando y deseando lo que otros hacen. Si estás descontento siempre, algo anda mal. El Sabio Salomón dijo: “Todo lo que viniere a tu mano para hacer, hazlo según tus fuerzas…”.
Entiende esto: Debes ser feliz en todo lo que hagas, debes hacer las cosas que haces con alegría y con empeño.
Es evidente que tus circunstancias no cambiarán a menos que aprendas a estar contento en donde estás, porque a menos que logres esto, nunca estarás en un lugar donde te sientas bien plenamente. Mientras te mantengas quejándote todo el tiempo de todo lo mal que te va en la vida y como nunca sales adelante, tu mala actitud te mantendrá atrapado.
Fuiste puesto dónde estás con un propósito especial que quizá ahora no entiendas y allí mismo estás siendo preparado para algo mejor. Todas las circunstancias actuales te están enseñando, empujando, estirando y formando para ver como responderás en esa dificultad, para que pulas tu carácter para lo que viene.
¿Recuerdas a Moisés? Fue necesario que pasara 40 años apacentando ovejas en el desierto para estar listo para algo mejor. Moisés venia de estudiar en la mejor Universidad de entonces, había vivido toda su vida entre el linaje real de su época, estaba siendo preparado para ser el Faraón de Egipto. Pero algo le decía que ese no era el lugar donde pasaría toda su vida, que había un propósito mayor para él. Entonces inició el proceso de entender ese propósito de Dios para su vida. Dios nos prepara para pasar al siguiente nivel y a menos que nosotros dejemos de protestar, de quejarnos, de hacer las cosas con rebeldía, permaneceremos atascados en nuestra situación actual.
Deja de frustrarte porque no eres Roble, Pino, Uva o Rosa y empieza a disfrutar del propósito por el que fuiste plantado en el jardín donde estás ahora mismo.
El Salmo 37.23-24 dice: “El Señor dirige los pasos del hombre y lo pone en el camino que a él le agrada; aun cuando caiga, no quedará caído, porque el Señor lo tiene de la mano”. Es decir, usted no podrá entender muchos eventos que ocurren en su vida, sean buenos o sean malos; lo único que usted necesita es tener contentamiento en su corazón sabiendo que aun cuando las cosas no salgan a su manera, confiará en que está siendo guiado hacia algo mejor, que estas siendo sostenido para que triunfes inevitablemente.
Necesitamos confiar, tener una actitud positiva y dar de nosotros lo mejor siempre. Si eres Pino debes entender que darás bellotas, entonces da las bellotas más grandiosas. Si eres vid inevitablemente darás uvas, entonces adelante, haz que broten de ti las mejores uvas. Debes entender y cumplir tu misión con una gran sonrisa y con una actitud positiva. Todo lo demás, tienes que dejarlo en las manos de tu Guiador. D.Marvin

LA CRUZ PESADA

Un joven, ya no daba más con sus problemas.
Cayó de rodillas, orando, "Señor, no puedo seguir.
Mi cruz es demasiado pesada".
El señor, como siempre, acudió y le contestó,
"Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz,
guárdala dentro de esa habitación.
Después, abre esa otra puerta y escoge la cruz que tú quieras".
El joven suspiró aliviado. "Gracias, Señor" dijo,
e hizo lo que le había dicho.
Al entrar, vio muchas cruces, algunas tan grandes que no
les podía ver la parte de arriba.
Después, vio una pequeña cruz apoyada en un
extremo de la pared.
"Señor", susurró, "quisiera esa que está allá".
Y el Señor contestó, "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar".

Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores,
siempre es útil mirar a nuestro alrededor y
ver las cosas con las que se enfrentan los demás.
Verás que debes considerarte más afortunado
de lo que te imaginas.
TU CRUZ,
cualquiera que sea tu cruz, cualquiera que sea tu dolor,
siempre brillará el sol después de la lluvia.
TODAS LA PERSONAS TERMINAN EN ALGUNA PARTE; PERO POCAS PERSONAS TERMINAN EN ALGUNA PARTE A PROPÓSITO.
Sir Francis Drake en una ocasión hizo una oración que ha cambiado vidas.
“Moléstanos Señor, cuando estemos demasiado satisfechos con nosotros mismos. Cuando nuestros sueños se hayan hecho realidad porque soñamos demasiado poco. Cuando llegamos sanos y salvos porque navegamos demasiado cerca de la orilla. Moléstanos Señor.”
Las decisiones que tomas en el presente forman en realidad la cama en que yacerás mientras esperas la muerte. Volviendo a leer hasta el final los capítulos de la historia de tu vida ¿por qué no te preguntas?:
¿Qué significado tuvo mi vida?
¿En realidad importé algo?
¿Para qué viví?
¿Quién me recordará?
¿Qué dirán sobre mí cuando me vaya?
¿Por qué fue importante que existiera?
En su mayoría, las personas solo pasan a tropezones y con poco entusiasmo por la vida esperando que el mañana sea mejor que el presente. Pero sin ningún plan. Ningún sueño. Casi todos solo existen. Solo siguen pasando las páginas de la historia de su vida, una tras otra, hasta que llegan al capítulo final.
La gran noticia es que cualquiera puede descubrir una significativa dirección en la vida. Todos pueden terminar en alguna parte a propósito. No solo los talentosos o afortunados. Sino todos.
Dios nos diseño para una razón única. Una gran idea. Una misión personal. Por eso fuimos creados a imagen de un Dios previsor y con propósito. Isaías 46:10.
Salmo 139:13-16
Dios nos creó con una tarea divina en mente. Antes de que nacieras, Dios te conocía. Y sabía lo que Él quería que fuese tu vida.
Cuando Dios te da una visión, Él te da la capacidad de llevarla a cabo.
“Donde no hay visión, el pueblo se extravía” Proverbios 29:18
La palabra “visión” viene de la palabra hebrea chazown que significa sueño, revelación, visión. Donde no hay Chazown (ningún sueño, ninguna revelación, ninguna visión ni sentido de nuestro propósito creado) nos extraviamos.
El Señor Jesús entendía la Chazown por la que fue enviado, nunca se desvió, nunca se volvió atrás. Lucas 19:10; Juan 10:18; Juan 10:10.
El apóstol Pablo no era el Hijo de Dios. No era perfecto, pero tenía el mismo tipo de claridad en cuanto a su misión. Hechos 20:24.
Cuando obtienes una visión de lo que Dios tiene en mente para tu vida, cambian las cosas.
La Visión te dará cuatro regalos:
Lo primero que sucederá es que la Visión que Dios te dé traerá enfoque a tu vida. Sabrás para que estás aquí.
Con la Visión viene también la resistencia. Es seguro que el plan de Dios incluirá algunos momentos difíciles. Jesús nos aseguro: “en este mundo tendréis aflicciones, pero confiad yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33).
Lo tercero es que te dará paz. Cuántas personas están atormentadas por la ansiedad de su identidad, su propósito o su significado en la vida. Con visión, cuando te despiertas sabes quién eres y por qué estás aquí. Sabes que das los giros adecuados en la vida, en los momentos oportunos, a fin de terminar en el destino deseado.
Por último con la Visión llega la pasión. Muéstrame una persona sin motivación en la vida, y te mostraré una persona sin visión.
Hace años, varios ministros británicos preguntaron al famoso evangelista del siglo XIX, D. L. Moody, por qué su ministerio era tan eficaz. Esa fue una pregunta justa, pues a Moody le habrían considerado, en el mejor de los casos, de una educación deficiente.
Moody llevó a los ministros a la ventana del hotel y les pidió a los hombres que le dijeran lo que veían. Al mirar al parque de la ciudad, coincidieron en que veían personas. Personas en un parque.
Con lágrimas en los ojos, el gran evangelista dijo: “Sin embargo, yo veo incontables almas que un día pasarán la eternidad en el infierno si no encuentran a su Salvador.”
Este hombre tenía la visión de hablarle al mundo acerca de Cristo. Su visión dio como resultado una pasión imparable.
Y tú has sido bendecido con una Chazown que puede hacer lo mismo por ti. Es una manera diferente de ver tu vida.
(Lo anterior ha sido tomado del libro Chazown escrito por Craig Groeschel de Editorial Unilit)

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LOS CELOS

Un fenómeno de nuestro tiempo

Una encuesta realizada hace poco entre 641 parejas jóvenes en Norteamérica, reveló que el 33% han sentido algún grado de celos y, el 46% lo atribuyó a una consecuencia lógica del amor.

Nos identificamos en un hecho:
Todos los seres humanos en mayor o menor grado sentimos celos. El problema estriba en que no se puedan controlar y desencadenen reacciones que minan la relación, bien de pareja, en la relación hijos-padres o con personas próximas.

Los expertos coinciden en asegurar que tienen origen en por lo menos tres factores:
  • Baja autoestima
  • Inseguridad
  • Un errado supuesto de que la persona que nos acompaña—en el caso de la pareja—es de nuestra propiedad y nos pertenece cada uno de sus instantes.
Generalmente traen consecuencias impredecibles porque el cónyuge termina por cansarse de discutir por el mismo asunto.
Los celos tocan nuestras emociones

Sin duda, los celos han estado latentes desde el comienzo mismo del género humano.
Los apreciamos en la actitud de Caín cuando se enteró que su ofrenda delante de Dios no tuvo el recibo que la realizada por su hermano. “Tiempo después, Caín presentó al Señor una ofrenda del fruto de la tierra... pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo.” (Génesis 4:3-5. Nueva Versión Internacional).

En Caín se produjo una reacción airada acompañada del desánimo, evidenciando desde ese mismo instante la forma como los celos tocan directamente nuestras emociones.

Hace pocos días un caso conmovió el suroccidente de Colombia.
Lo protagonizó un joven de veinte años quien, enloquecido por los celos, golpeó a su novia hasta dejarla en estado de coma. La chica murió dos días después. Cuando lo retuvieron, se limitó a explicar que “De pronto sentí que mi dignidad era vulnerada. Algo dentro de mi llevó a que interpretara sus relaciones amistosas como una evidente relación de infidelidad. Tarde comprendo que estaba equivocado”. Su arrepentimiento se produjo cuando los celos habían desencadenado un verdadero drama humano.
Los padres también provocan celos

Con frecuencia la inclinación de los padres hacia uno de sus hijos, alimentan resentimientos, estimulan celos y siembran la discordia para un desmoronamiento de las relaciones en el futuro.
La unidad familiar termina por ser socavada. Puede que lo hagamos de manera inconsciente, pero las consecuencias afloran en cualquier momento.

Si volvemos la mirada a la historia de Israel, encontramos en Isaac y su esposa Rebeca dos progenitores que tipifican esta situación común en muchos hogares. El registro Escritural señala que “Los niños crecieron. Esaú era un hombre de campo y se convirtió en un excelente cazador, mientras que Jacob era un hombre tranquilo que prefería quedarse en el campamento. Isaac quería más a Esaú, porque le gustaba comer de lo que él cazaba; pero Rebeca quería más a Jacob.” (Génesis 25:27, 28. Nueva Versión Internacional).
Es evidente que estaban sembrando la discordia que toma fuerza con el paso de los años entre los dos hermanos.
Tres principios fundamentales

En toda relación de pareja deben primar tres elementos ineludibles:

  1. Respeto a la otra persona.

  2. Confianza

  3. Amor, comprensión y tolerancia.
Si hay ausencia de todos o al menos en uno de ellos, sin duda se está abonando el terreno para que afloren los celos.
¿Qué hacer?

Frente a esta manifestación de inseguridad en nuestra vida o quizá de alguien próximo, es aconsejable avanzar con algunas pautas prácticas que describo a continuación:

1.- Reconocer que los celos son fruto de la carne

Nadie nace con celos ni puede argumentar que es proclive a sentirlos. Alimentarlos en nuestra vida y permitir que tomen fuerza es una manifestación de la vieja naturaleza en el ser humano, tal como lo advirtió el apóstol Pablo: “Mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no serán inmaduros? ¿Acaso no se estarán comportando según criterios meramente humanos?”(1 Corintios 3:3 Biblia Nueva Versión Internacional).

Sobre esta base, es prioritario abrirnos al mover de Dios para que se produzcan los cambios que requerimos.

2.- Evaluar nuestras actitudes

Es fundamental tomar el tiempo necesario para revisar qué está provocando en nosotros la situación de celos. Y en lo posible, confrontar a nuestra pareja. Con serenidad, sensatez y tolerancia, es posible llegar a un acuerdo que permita corregir aquellas actuaciones que podrían despertar inseguridad respecto a sus sentimientos.

4.- Someter nuestras emociones a Dios

El propósito de cambiar la inclinación a los celos injustificados tiende a fracasar a menos que sometamos nuestros sentimientos y emociones a Dios. De lo contrario y, como lo podemos apreciar en la Biblia, no solo estarán ahí, siempre latentes, sino que pueden llevarnos a cometer locuras: “Porque los celos enfurecen al hombre, y no perdonará en el día de la venganza.” (Proverbios 6:34. Versión Biblia de Las Américas). ¿Quién puede transformar esas circunstancias? Dios.
El nos creó y tiene el poder para hacer esos ajustes que tanto requerimos.

5.- Generar seguridad en la pareja

Si bien es cierto sentimos celos, también es honesto reconocer que –si los enfrentamos por parte de nuestro cónyuge—puede originarse en un comportamiento que no despierta seguridad en nuestra pareja. Es necesario hacerle sentir que sus sentimientos están correspondidos y que, de nuestra parte, hay compromiso en la relación.

Este aspecto lo abordó bellamente el poeta de Israel cuando escribió en el diálogo que sostiene una pareja de esposos: “Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo, porque fuerte como la muerte es el amor, inexorables como el Seol, los celos; sus destellos, destellos de fuego, la llama misma del SEÑOR.” (Cantares 8:6. Versión Biblia de Las Américas).

Una encuesta que realizó hace poco un diario caleño señalaba que un 47% de los 612 hombres y mujeres consultados, consideraba agradable despertar celos así tuvieran posteriormente que dar cuenta de qué hacían, a qué hora y en qué lugar. Lo importante era llamar la atención a su cónyuge, explicaron.

6.- Es necesario un cambio en nuestra actitud

Definitivamente Dios transforma. Y esa transformación se refleja en nuestro cambio de actitud y en particular, en un hecho que puede empañar una buena relación de pareja como son los celos. No hay un testimonio cristiano saludable donde priman emociones incontroladas, tal como lo advertía el apóstol: “Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala.”(Santiago 3:16).

Cuando Dios tiene el pleno control de nuestras emociones y actitudes, seguramente tendremos buenas relaciones en el interactuar con nuestra pareja y quienes nos rodean.